Kabuki: Tiempos salvajes
Hubo un tiempo no tan lejano en el que proliferaban las revistas sobre manga cual si fueran lectores de El Código Da Vinci. La mayoría de ellas eran muy parecidas y hablaban siempre de lo mismo (ni Taniguchi ni leches, se hablaba de Dragonball, también de Dragonball y, si quedaba un poco de espacio, de la versión hentai de Dragonball.) Sin embargo, hubo una que destacó especialmente entre las demás, y no precisamente por su mayor sapiencia o por un análisis concienzudo de las obras japonesas, no, sino por una desfachatez, un morro y una forma de reirse de todo el mundo que no era ni normal (una de las abundantes expresiones popularizadas por dicha revista.) Efectivamente, estamos hablando de Kabuki.
Kabuki fue editada por Glènat y empezó siendo, al menos en apariencia, una revista más sobre manga, anime y todas esas cosas japos que tan bien han arraigado entre las adolescentes hispanas (ojo, dicho sin tono peyorativo. Los tebeos parecían condenados a ser disfrutados únicamente por el género masculino hasta la llegada del manga a nuestro país.) Como digo, parecía una revista normal, hasta que a Jorge Riera, Manuel Valencia y compañía les dieron mano libre para hacer lo que les vino en gana, dando comienzo a una etapa mítica (tenía que salir la palabrita) en las publicaciones sobre tebeos. Kabuki se llenó de artículos sobre cine porno, sobre drogas, sobre las juergas que se corrían los redactores de la revista, se insultaba a los lectores que osaban escribir a la sección de correo, se reían de tu madre, de la suya y de la de tu vecino. ¿Que si se hablaba de manga? Bueno, a veces un poquito, si sobraba espacio, pero vamos, ¿a quién le importa el manga en una revista sobre manga? En definitiva, fue la era dorada de cachondeo a costa del frikismo y no puedo olvidar todo lo que me reí leyendo aquel engendro mutante. Luego la cosa creció con Invasión, otra publicación perpretada por los mismos villanos y dedicada al cine casposo (¿recordáis aquella época en que a todo se le ponía el adjetivo de casposo?), pero no duró demasiado.
Kabuki fue editada por Glènat y empezó siendo, al menos en apariencia, una revista más sobre manga, anime y todas esas cosas japos que tan bien han arraigado entre las adolescentes hispanas (ojo, dicho sin tono peyorativo. Los tebeos parecían condenados a ser disfrutados únicamente por el género masculino hasta la llegada del manga a nuestro país.) Como digo, parecía una revista normal, hasta que a Jorge Riera, Manuel Valencia y compañía les dieron mano libre para hacer lo que les vino en gana, dando comienzo a una etapa mítica (tenía que salir la palabrita) en las publicaciones sobre tebeos. Kabuki se llenó de artículos sobre cine porno, sobre drogas, sobre las juergas que se corrían los redactores de la revista, se insultaba a los lectores que osaban escribir a la sección de correo, se reían de tu madre, de la suya y de la de tu vecino. ¿Que si se hablaba de manga? Bueno, a veces un poquito, si sobraba espacio, pero vamos, ¿a quién le importa el manga en una revista sobre manga? En definitiva, fue la era dorada de cachondeo a costa del frikismo y no puedo olvidar todo lo que me reí leyendo aquel engendro mutante. Luego la cosa creció con Invasión, otra publicación perpretada por los mismos villanos y dedicada al cine casposo (¿recordáis aquella época en que a todo se le ponía el adjetivo de casposo?), pero no duró demasiado.
7 comentarios
esehacker -
esehacker -
NOTA: pa la semana q viene ya tendre todo escaneado excepto algun nª, lo pondre en el emule seguramente, lo malo es q necesitaba el nº 9 y del 19 en adelante, asi q ya sabeis, si teneis algo hablar conmigo.
Troty -
goldhands -
Soy consumidor de Norma, pero una vez me sentí atraído por el reverso tenebroso y compre un Kenshin. Al comprar el tercer tomo, hacían cola conmigo tres niñas con otros números de Kenshin!!!
Me sentí como si me hubiera ido a depilar o a comprar cremita hidratante....
torpin -
Civ -
Jackal -