Sitcoms (capítulo 1)
Una de las cosas que más echo de menos actualmente es alguna teleserie norteamericana que seguir a diario. Lo admito, me engancho con una facilidad terrible a casi cualquier sitcom yankee, y no me estoy refiriendo sólo a series de las consideradas buenas, que también me encantan (tipo Frasier, Seinfeld, Friends o Los Simpsons, entre muchas otras), ni a series geniales e inclasificables que todos hemos visto una, dos o cien veces (como Búscate la vida, Matrimonio con hijos, Parker Lewis nunca pierde o Infelices para siempre, también entre muchas otras), ni siquiera sólo a series míticas (dichosa palabra) que están ya por encima del bien y del mal de tanto reponerlas (como Alf, Cosas de casa, Primos lejanos, Cheers o El príncipe de Bel-Air, entre muchísimas otras, claro). Estoy hablando de series que han pasado sin pena ni gloria, series que todo el mundo considera malas y que suelen llevar una carga extra de empalagosos valores americanos. Sí, amigos, esas series también me enganchan (si es que yo ya no sé si nací en Madrid o en Wisconsin), y ahora mismo no encuentro ninguna que me atraiga lo suficiente (está La hora de Geena Davis, pero es tan mala que casi no la soporto ni yo). El caso es que voy a ir repasando por aquí algunas de esas sitcoms que tanto he disfrutado, y hoy empezamos con:
Yo y el mundo (Boy Meets World)
Es tan típicamente norteamericana que a muchos les tirará para atrás. El protagonista es Cory Matthews, un chaval que vive con su familia modelo y al que veremos crecer y pasar del colegio al instituto y después a la universidad. Incluso le veremos casarse con la otra gran prota de la serie, Topanga, chica no del todo guapa pero cuyo peculiar rostro al final acaba gustando. Los capítulos van pasando con esos habituales problemillas familiares que siempre encuentran solución tras una reunión en la mesa de la cocina, hasta que Cory llega a la universidad, donde los chavales ya comparten piso de estudiantes y la temática se inclina más hacia las relaciones sentimentales y hacia lo salidos que están los universitarios. Cada episodio tiene su correspondiente pizca de moralina (o kilos, más bien) y sus momentos dramáticos serios para recordarnos lo malos que son el alcohol, las drogas, los pobres y todas esas cosas. Una pasada, vamos.
Yo y el mundo (Boy Meets World)
Es tan típicamente norteamericana que a muchos les tirará para atrás. El protagonista es Cory Matthews, un chaval que vive con su familia modelo y al que veremos crecer y pasar del colegio al instituto y después a la universidad. Incluso le veremos casarse con la otra gran prota de la serie, Topanga, chica no del todo guapa pero cuyo peculiar rostro al final acaba gustando. Los capítulos van pasando con esos habituales problemillas familiares que siempre encuentran solución tras una reunión en la mesa de la cocina, hasta que Cory llega a la universidad, donde los chavales ya comparten piso de estudiantes y la temática se inclina más hacia las relaciones sentimentales y hacia lo salidos que están los universitarios. Cada episodio tiene su correspondiente pizca de moralina (o kilos, más bien) y sus momentos dramáticos serios para recordarnos lo malos que son el alcohol, las drogas, los pobres y todas esas cosas. Una pasada, vamos.
4 comentarios
Civ -
Torpin, me das una alegría, esa de los periodistas la pillé a medias la otra vez que la echaron y era muy buena. ¡Ya tengo serie para ver! :D
torpin -
Patch -
Y en mi casa llamamos a Topanga Putanga... (No preguntes)
Viru -