Más lecturas: Gregory, La rebelión de Hop-Frog y Hellblazer
La pila de novedades del Saló va bajando paulatina y peligrosamente, y es que con este calor lo único que apetece es sentarse a leer y moverse lo menos posible.
Gregory. Atención, porque bajo el modesto aspecto de este tomito en blanco y negro se esconde una auténtica obra maestra. Marc Hempel nos muestra la vida en el manicomio del joven Gregory, aunque éste se ve muy a menudo eclipsado por la genialidad de otros personajes como la inefable rata Herman Mervin o los objetos del cuarto de Gregory (sí, las paredes, la ventana o la bombilla hablan). Bajo un estilo frenético que me ha recordado en algunas ocasiones a la no menos divertida serie de animación Ren y Stimpy, Hempel desliza inteligentes reflexiones en tono humorístico sobre las clásicas cuestiones trascendentales (el sentido de la vida, el miedo a la muerte, la existencia de Dios...). Una maravilla, no os lo perdáis.
Hiram Lowatt y Placido. La rebelión de Hop-Frog. Es lo primero que leo tanto del reputado David B. como del dibujante Christophe Blain, y la impresión ha sido muy positiva. Aunque la historia sea aparentemente sencilla (los objetos cotidianos cobran vida y se rebelan contra los humanos, a lo que se suma un reducido grupo de indios deseosos de volver a sus orígenes), hay en ella interesantes ideas y algunas metáforas muy acertadas (me ha gustado especialmente un discurso de Hop-Frog acerca de los objetos que remite claramente a los trabajadores). En cuanto al dibujo pictórico de Blain, no puede ser mejor, está lleno de movimiento y vida, y logra que te detengas cada dos por tres para disfrutar de cada viñeta.
Hellblazer: terceros mundos. Aún me parece increíble haber comprado un tomo de 144 páginas de Hellblazer por 9,95 euros, los malos recuerdos de Norma aún perduran. Este tomo incluye seis números americanos de los que los tres últimos (que forman un arco argumental) son los más destacables. Hay que reconocer que Carey perece conocer al personaje y le mete en las situaciones adecuadas: hechizos, demonios, espíritus... Además, el crescendo en el que parece verse inmerso Constantine hacia una amenaza de proporciones terribles hace que se siga la serie con emoción, a pesar del desigual nivel de los diferentes arcos.
Gregory. Atención, porque bajo el modesto aspecto de este tomito en blanco y negro se esconde una auténtica obra maestra. Marc Hempel nos muestra la vida en el manicomio del joven Gregory, aunque éste se ve muy a menudo eclipsado por la genialidad de otros personajes como la inefable rata Herman Mervin o los objetos del cuarto de Gregory (sí, las paredes, la ventana o la bombilla hablan). Bajo un estilo frenético que me ha recordado en algunas ocasiones a la no menos divertida serie de animación Ren y Stimpy, Hempel desliza inteligentes reflexiones en tono humorístico sobre las clásicas cuestiones trascendentales (el sentido de la vida, el miedo a la muerte, la existencia de Dios...). Una maravilla, no os lo perdáis.
Hiram Lowatt y Placido. La rebelión de Hop-Frog. Es lo primero que leo tanto del reputado David B. como del dibujante Christophe Blain, y la impresión ha sido muy positiva. Aunque la historia sea aparentemente sencilla (los objetos cotidianos cobran vida y se rebelan contra los humanos, a lo que se suma un reducido grupo de indios deseosos de volver a sus orígenes), hay en ella interesantes ideas y algunas metáforas muy acertadas (me ha gustado especialmente un discurso de Hop-Frog acerca de los objetos que remite claramente a los trabajadores). En cuanto al dibujo pictórico de Blain, no puede ser mejor, está lleno de movimiento y vida, y logra que te detengas cada dos por tres para disfrutar de cada viñeta.
Hellblazer: terceros mundos. Aún me parece increíble haber comprado un tomo de 144 páginas de Hellblazer por 9,95 euros, los malos recuerdos de Norma aún perduran. Este tomo incluye seis números americanos de los que los tres últimos (que forman un arco argumental) son los más destacables. Hay que reconocer que Carey perece conocer al personaje y le mete en las situaciones adecuadas: hechizos, demonios, espíritus... Además, el crescendo en el que parece verse inmerso Constantine hacia una amenaza de proporciones terribles hace que se siga la serie con emoción, a pesar del desigual nivel de los diferentes arcos.
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